lunes, 1 de febrero de 2010

La llamada de la Luna

La llamada de la Luna

La luna se alzaba sobre el cielo estrellado. Estaba llena y gracias a ella se podía ver la gran extensión de bosque que bajo ella se encontraba.

Unos ojos se abrieron a la noche, brillando como dos focos llenos de vida, llenos de energía. Él había despertado y sentía la llamada de Luna, sentía la llamada de su Madre.

Se alzó sobre sus poderosas patas y tras desperezarse, salió a correr hacia un lugar donde poder saludarla. Sus articulaciones se contraían y distendían de forma rápida, permitiéndole ir allá donde su instinto le decía. Gracia a sus ojos, podía moverse esquivando todos los obstáculos que ante él se le presentaban y aunque hubiera luna llena y estuviera todo a oscuras, se movía grácil y ágil por el lugar.

Conociendo el camino que debía seguir, el majestuoso lobo ascendió a la colina desde la cual aulló a la luna mientras que, sus hermanos, desde distintos lugares aullaron a coro junto con él.

Selenne, feliz de ver a sus hijos, dejó escapar una lágrima que los mortales conocen como estrellas fugaces.